Los anclajes cerámicos y metálicos ofrecen distintas posibilidades para la correcta sujeción de las diferentes secciones refractadas en una instalación. El anclaje es un elemento necesario para la correcta sujeción de las diferentes secciones refractadas en una instalación, principalmente cuando hablamos de hormigón. Los anclajes pueden ser metálicos o cerámicos, entendiendo por cerámicos aquellos anclajes conformados por materiales refractarios de carácter cerámico. Existen anclajes de muy diversos tipos y formas, como iremos viendo más adelante.
Como idea general, diremos que el anclaje metálico se emplea para hormigones vertidos y gunitados, y el anclaje cerámico para materiales plásticos. Asimismo, el anclaje metálico se emplea para temperaturas de funcionamiento inferiores a 1.200 ºC, y el cerámico para temperaturas superiores. Esto, dicho como regla general, ya que también se emplean anclajes metálicos con masas plásticas y viceversa, aunque en ambos casos se deben tomar precauciones.
El sistema de anclaje refractario estándar "V" es un sistema simple utilizado para refractarios ligeros a muy densos. Para hormigones de mayor densidad o con mayores espesores se incorporan ondulaciones en las patas.
Son anclajes móviles y se utilizan principalmente en hornos rotatorios. Donde se generan mayores fuerzas debido al movimiento. Estos anclajes se fijan con un punto de soldadura durante la instalación, pero una vez comience el funcionamiento del horno, este se rompe y deja cierta libertad al anclaje.
Son un anclaje multipropósito para refractarios, semipesados y pesados. Son adecuados para soldar manualmente, o bien si llevan tuerca para atornillar a la carcasa de acero.
Son anclajes especialmente diseñado para bóvedas colgantes, para ser soldados o anclarse en las bóvedas. Se utilizan para hormigones de alta densidad.
Lon anclajes metálicos para malla se emplean para sujetar la malla a la carcasa y para evitar movimientos de esta durante el gunitado del refractario.
El tipo “Y” son uno de los sistemas más comunes de sujeción del refractario, debido a su costo- efectividad y disponibilidad. Se emplean para revestimientos simples o en revestimientos bicapa: La primera capa de hormigón aislante, fibra cerámica o silicato y la segunda capa hormigón denso.
En ambientes que superen los 1200 ° C no deben de ser instalados anclajes metálicos. En sustitución se usan anclajes cerámicos “muñecos”. Para su instalación se utilizan cazoletas.
Para temperaturas superiores a 1.200 ºC no se emplean anclajes metálicos, ya que no soportarían las altas temperaturas. En su lugar se emplean anclajes cerámicos, llamados también “muñecos”. Se emplea para la sujeción de hormigones vertidos y más comúnmente, de hormigones plásticos.
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